¿Qué harías si te encontraras 6 millones de euros en un coche accidentado? ¿Te los quedarías si te dijeran que se los han robado a un narco? Sara y Álex son testigos de un accidente de coche en una pista forestal a varias horas del pueblo más cercano, van a ayudar al conductor y este confiesa que lleva 6 millones de euros en el maletero. Tienen que tomar una decisión rápida, Sara es impulsiva y siempre se sale con la suya, pero Álex siempre hace lo correcto y no suele improvisar. Sara necesita dinero y su instinto de periodista, un poco oxidado después de 10 años sin trabajar, le dice que se lo quede y tire del hilo. Álex también necesita dinero, de hecho duerme en el coche desde que su mujer le echó de casa, pero cree que su deber como policía es denunciarlo. Sara intentará convencer a Álex. Álex intentará evitar que Sara se meta en líos, y eso le incluye a él: Sara es una mujer de las que se miran pero no se tocan.<
Antonio no daba crédito al correo electrónico que acababa de llegarle... Era de su padre, fallecido el día anterior.Así comienza Tienes hasta las 10, una emocionante historia de intriga y suspense en la que Francisco Castro construye una trama que contiene, a su vez, muchas historias diferentes. A través de correos electrónicos, cartas y otros tipos de pistas misteriosas y sorprendentes, el propio padre del protagonista después de muerto, o alguien que se hace pasar por él, va a forzarlo a investigar un suceso terrible del pasado que aún no ha sido resuelto.Libros misteriosos, venganza desde el más allá, historias de amor que deben permanecer ocultas, todo un conjunto de tramas en una novela que recorre no solo la historia reciente de España y Galicia, sino también los corazones de los amantes que lo son de verdad.<
Con sólo quince años, Alejandro Silva se embarca de polizonte en la Baquedano, buque escuela de la Marina. Su propósito es encontrar a su hermano, quien hace años se fue de casa. Este libro es un clásico de la aventura juvenil, pero también un lúcido recorrido de iniciación, donde el mar funciona como imagen de un niño que se convierte en hombre.<
Le XXV° siècle est une époque formidable où l'on ne s'étonne plus de rien, où l'on est en mesure de transplanter dans le présent des personnages du passé, où l'on ne s'étonne même plus de cohabiter avec des trolls, des fées, des lutins, ou toutes autres créatures qu'on avait autrefois crues imaginaires.
Cependant, les amis du jeune Pr Maxwell vont tout de même éprouver une certaine surprise lorsque, trois semaines après avoir suivi son enterrement, ils le voient débarquer à l'université. Maxwell, lui, prétend rentrer d'un voyage d'exploration sur la planète Cristal, chargé d'une mission de première importance pour l'avenir de l'humanité. Mais allez donc prendre au sérieux quelqu'un qui, mort et enterré, n'a même plus d'état civil !
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Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español.
Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.<
El juez dijo:—El acusado es culpable, sin lugar a dudas, de uno de los más horrendos crímenes conocidos en la historia de la humanidad. Mi deber, pues, una vez conocida y comprobada sin el menor género de dudas tal culpabilidad, es proceder a dictar sentencia.—El acusado, Egon Qratz, es culpable de la destrucción de ciento treinta y seis planetas, que ardieron en una catástrofe cósmica de apenas calculables proporciones. Es un crimen espantoso, como no se tiene memoria desde que el hombre aprendió a conservar en sus archivos, orales o escritos, los sucesos de que había sido protagonista. Por tanto, el castigo ha de ser proporcionado al crimen cometido.<
«Era una cosa sin forma, que despedía un olor fétido, insoportable. Tiempo atrás, el agente Ealon había visto una película de divulgación científica. Aquella cosa le pareció una célula gigantesca, como la que había contemplado en la película, un colosal fagocito, devorando una bacteria dañina para el cuerpo humano.Varios brazos más salieron disparados de la plataforma y envolvieron al guardia Ealon. Los gritos del desdichado fueron acallados cuando uno de aquellos carnosos tentáculos rodeó su cabeza por completo».<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español.
Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.<
Cuando el hombre extraviado vio la luz que brillaba entre elespeso bosque, lanzó un enorme suspiro de alivio. Al mismo tiempo, un lobo aulló a lo lejos. Emil Kapp mirócon aprensión a su alrededor. El tiempo era frío, aunque todavía no había señales de quefuera a nevar. Kapp, sin embargo, no podía descartar la posibilidad de seratacado por un lobo. Ya se lo habían advertido en Bawurass, cuando declaró enla posada sus intenciones de cazar un buen venado. La noche se le había venido encima casi sin sentirlo. En elbosque de Kirsonfeld no había senderos apenas. Cuando Kapp se dio cuenta, yaestaba perdido.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.<
«Ogilvy se relajó al meterse en la cama. Al poco rato, dormía profundamente.De pronto, cuando había pasado un tiempo que no hubiera sabido precisar, se despertó.Alguien había penetrado en la habitación. Ogilvy se sentó en la cama y entrevió una forma blanca, fantasmal. Un penetrante perfume llegó hasta su pituitaria.Dos brazos de mórbidos contornos se enlazaron en torno a su cuello. Unos labios ardientes buscaron los suyos. Ogilvy, estupefacto, tardó algunos segundos en reaccionar».<
El pueblo estaba desierto. Strong parpadeó, de asombro al advertir que no se veía a nadie por la calle. Cabalgaba tranquilamente, al paso de su montura, examinando con ojos escrutadores los edificios que desfilaban a ambos lados de su avance. Nada, no se veía una sola alma. Y el caso era que Camp Ward no parecía una ciudad muerta, abandonada por sus moradores después de una fugaz época de prosperidad. No, todos los edificios se hallaban en buen estado y no se veían cristales rotos o cubiertos por una espesa capa de polvo. La cantina permanecía abierta de par en par. La oficina del alguacil se veía desierta. Al fondo de la calle, a unos cuatrocientos metros de distancia, se veía el antiguo fuerte que había dado su nombre al pueblo.<
La multitud empezó a salir. En la mayoría de los; labios seoían frases condenatorias para la acusada. Algunos de los asistentes al juicio,sin embargo, tenían sus dudas no sólo acerca de la culpabilidad de EdwinaByngton, sino de la presunta imparcialidad del juicio. Pero la sentencia debía cumplirse. Al día siguiente, unaenorme multitud acompañó a la condenada hasta el lugar donde debía morirquemada. Algunos la insultaban y hasta le arrojaban pellas de barro.Junto a Edwina caminaba un pastor, exhortándola a arrepentirse de sus pecadosde brujería. —Nunca he sido una bruja —protestaba la mujer, una y otravez, enérgicamente. Cuando se vio atada al poste del suplicio, por medio degruesas cadenas que rodeaban su cuerpo, se echó a llorar. —Mi hija —gimió—. ¿Qué será de mi pobre hija? Nancy Byngton, de trece años, contemplaba la horrible escenadesde lejos. Unas vecinas compasivas habían intentado retenerla en su casa,pero ella había conseguido escaparse. Llena de horror, vio cómo ataban a sumadre y amontonaban leña a sus pies. El poste del suplicio era un gran árbol, de tronco recto yalto de más de veinticinco metros, situado en la cumbre de una pequeña colinaque dominaba la pequeña población. Junto con la leña, había mezcladas grandescantidades de paja y ramillas secas. Los ejecutores se acercaron al montón de leña empuñandosendas antorchas encendidas. Entonces, Edwina viendo llegada su última hora,lanzó un gran grito:—¡Pueblo de Kittsburgh, yo te maldigo por tu cobardíacolectiva y por el crimen que cometéis conmigo! ¡Un día, este pueblo malditoarderá hasta los cimientos y en sus llamas perecerán todos los que me hancondenado y sus descendientes...!<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.<
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.<